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VOZ SERIES

IVANA APONTE: Cinco poemas







TALA



cercenan el canto de las aves

el rumor de las ramas

la sombra gentil

sin fruto

ni flor


más corto que persistir

no es naturaleza

el tiempo de agonía es

savia derramada


astillas


hincan la ausencia de los sauces

ya no lloran belleza


esta ciudad se vuelve hostil y sofocante

es necesidad, negligencia, maldad

fin de eterna primavera

cemento y metal


así son ellos

grises

yermos

peste









LARRY, O ANTIODA A LA CEBOLLA



Volteé y te vi,

rodando calle abajo,

insólita ofrenda del cerro,

hijo de la noche porteña.


Como niña corrí para recogerte

entre risas y estupefacción.

Mis manos apreciaron tus curvas,

tu piel lisa, pulida, hermosa;

lámina sonrosada, transparente

estrella de la bohemia.


Te presenté ante mi amado,

te adoptamos

y te llamamos Larry.


No te preguntamos por qué

apareciste, si escapabas de

una pelea de borrachos,

de algún despecho

o de la policía.

Solo te acogimos y quisimos.


Nos acompañaste durante nuestra

cena en la acera de la plaza:

pizzas veganas

que amortiguaban las oleadas

del ajenjo, del verde eufórico.

Paseaste con nosotros por

los callejones de Valparaíso.

Yo te llevaba y protegía;

acaso temía que te secuestrara

algún ladrón de tesoros inauditos.


Silencioso, noble, discreto;

pícaro voyeur, un brote te crecía.

Te llevamos a Santiago, en nuestra casa

te desnudamos, despellejamos tus

pétalos blancos y verdes,

te cortamos, te atomizamos,

bella supernova, sangraste,

diste pelea contra nuestros lagrimales,

tú, bandido del puerto,

seguro eras un delincuente que escapaba

de la ley o de algún cazarrecompensas.


Fuiste rico aliño, el mejor compañero

de viaje, abono de recuerdos y

poesía, víctima de nuestra confidencia.

Aquí te honramos,

como lo hicimos cuando te devoramos

en un ritual de amantes.











EL VALLE



El hogar se disemina entre los edificios, las quintas y los árboles. Es cobijado por mantos verdes que nos resguardan de arrebatos azules.


Nido entrelazado por amor y memoria: mi madre, voz e ingenios solares, beso de orquídeas, peina sus trinitarias color fucsia. Mi padre, cálculo sosegado, traductor de las leyes del universo. Mi hermano, vitalidad motriz del rayo y la tierra.


Las guacamayas anuncian el alba y el ocaso. Su viaje sobrevuela arañas, pulpos y ciempiés de concreto; puentes de libros, río de nostalgia, parques, relatos migratorios, frenesí, violencia, grillos del aguacero, noches del cañonazo.


La montaña acoge millones de almas en su seno. Su horizonte siempre retrata su trascendencia y nuestras huellas en la arena.











LA HIEDRA



Siempre ha estado ahí, forma parte de ti, nunca se ha perdido. Tan solo un olvido: Sin sombra no hay luz. Sin sombra no hay luz.


Sentimiento Muerto


por años

crece hacia mi rostro

tupida

en mi vista quiere posarse solo

verde


hojas secas se parten

al v i e n t o

las parto

las parten

me

par

to

hay más luz


los tallos van entre mis dedos

separo observo

permanezco tras la hiedra

mi hiedra

donde miro adentro

afuera


adherida

verde claro besa mis pómulos

me cobija

oblicua

tenaz


podo

picadas

viejas marcas

opacidades

plagas


podo

las zonas muertas

la enfermedad

que quiere cegar

con el verde más oscuro


juego entre sus e s p a c i o s

contemplo las diferentes

formas que

señalan

su reino


sus nervios

están enredados con los míos

de mí se alimenta la hiedra

siempre quiere

tapar mis ojos

desaparecerme


mas convivo con ella

porque quiero vestir el

r

o

c

í

o

sus frutos cicatrizantes

sus flores


no todo es verde









FLOR DE MASTRANTO



A mi abuela Omaira


Tu voz me contaba historias del llano

mientras las espigas y las libélulas

me mostraban la ausencia de la brisa

El sopor era roto por tu juventud

y el largo cabello de tu abuela

bañado en flores de mastranto


En mi niñez

veía colores que salían de tus manos

estaban en tus pinturas

tus adornos y fotos familiares

tu filtro de arcilla

tus hornos de barro

la tinta de tu hermosa caligrafía

tus tejidos y costuras

tus libros y revistas

los huevos de las gallinas que criabas

los frutos que regalabas

la hamaca donde yo dormía la siesta

los animalitos que te acompañaban


Tus recuerdos se diluyen

excepto los de tu fe

que a pesar de todo

llama al perdón y al amor


Aún permanece en la lejanía

el aroma del mastranto







 

Ivana Aponte (she/her) is a Venezuelan poet. Her work has been published in Orquídeas voces: Muestra de poesía venezolana contemporánea (Fundación Pablo Neruda, 2021), Letralia, La Parada Poética, Pruka, Los Poetas del 5, in the anthologies Me Vibra II Brevísima Antología Arbitraria Panamá Venezuela (LP5 Editora, 2020) and Una cicatriz donde se escriben despedidas: Antología de poesía venezolana en Chile (Libros del Amanecer), and elsewhere. Her first poetry collection, Afectos, was published by LP5 Editora in April 2022 and a selection of her work is forthcoming in A Scar Where Goodbyes Are Written: The Poetry of Venezuelan Migrants in Chile (LSU Press, 2023). Since 2017, she has lived in Santiago, Chile, where she works as a Spanish teacher. She is the Poetry in Spanish editor of the literary magazine Copihue Poetry.








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