TALA
cercenan el canto de las aves
el rumor de las ramas
la sombra gentil
sin fruto
ni flor
más corto que persistir
no es naturaleza
el tiempo de agonía es
savia derramada
astillas
hincan la ausencia de los sauces
ya no lloran belleza
esta ciudad se vuelve hostil y sofocante
es necesidad, negligencia, maldad
fin de eterna primavera
cemento y metal
así son ellos
grises
yermos
peste
LARRY, O ANTIODA A LA CEBOLLA
Volteé y te vi,
rodando calle abajo,
insólita ofrenda del cerro,
hijo de la noche porteña.
Como niña corrí para recogerte
entre risas y estupefacción.
Mis manos apreciaron tus curvas,
tu piel lisa, pulida, hermosa;
lámina sonrosada, transparente
estrella de la bohemia.
Te presenté ante mi amado,
te adoptamos
y te llamamos Larry.
No te preguntamos por qué
apareciste, si escapabas de
una pelea de borrachos,
de algún despecho
o de la policía.
Solo te acogimos y quisimos.
Nos acompañaste durante nuestra
cena en la acera de la plaza:
pizzas veganas
que amortiguaban las oleadas
del ajenjo, del verde eufórico.
Paseaste con nosotros por
los callejones de Valparaíso.
Yo te llevaba y protegía;
acaso temía que te secuestrara
algún ladrón de tesoros inauditos.
Silencioso, noble, discreto;
pícaro voyeur, un brote te crecía.
Te llevamos a Santiago, en nuestra casa
te desnudamos, despellejamos tus
pétalos blancos y verdes,
te cortamos, te atomizamos,
bella supernova, sangraste,
diste pelea contra nuestros lagrimales,
tú, bandido del puerto,
seguro eras un delincuente que escapaba
de la ley o de algún cazarrecompensas.
Fuiste rico aliño, el mejor compañero
de viaje, abono de recuerdos y
poesía, víctima de nuestra confidencia.
Aquí te honramos,
como lo hicimos cuando te devoramos
en un ritual de amantes.
EL VALLE
El hogar se disemina entre los edificios, las quintas y los árboles. Es cobijado por mantos verdes que nos resguardan de arrebatos azules.
Nido entrelazado por amor y memoria: mi madre, voz e ingenios solares, beso de orquídeas, peina sus trinitarias color fucsia. Mi padre, cálculo sosegado, traductor de las leyes del universo. Mi hermano, vitalidad motriz del rayo y la tierra.
Las guacamayas anuncian el alba y el ocaso. Su viaje sobrevuela arañas, pulpos y ciempiés de concreto; puentes de libros, río de nostalgia, parques, relatos migratorios, frenesí, violencia, grillos del aguacero, noches del cañonazo.
La montaña acoge millones de almas en su seno. Su horizonte siempre retrata su trascendencia y nuestras huellas en la arena.
LA HIEDRA
Siempre ha estado ahí, forma parte de ti, nunca se ha perdido. Tan solo un olvido: Sin sombra no hay luz. Sin sombra no hay luz.
Sentimiento Muerto
por años
crece hacia mi rostro
tupida
en mi vista quiere posarse solo
verde
hojas secas se parten
al v i e n t o
las parto
las parten
me
par
to
hay más luz
los tallos van entre mis dedos
separo observo
permanezco tras la hiedra
mi hiedra
donde miro adentro
afuera
adherida
verde claro besa mis pómulos
me cobija
oblicua
tenaz
podo
picadas
viejas marcas
opacidades
plagas
podo
las zonas muertas
la enfermedad
que quiere cegar
con el verde más oscuro
juego entre sus e s p a c i o s
contemplo las diferentes
formas que
señalan
su reino
sus nervios
están enredados con los míos
de mí se alimenta la hiedra
siempre quiere
tapar mis ojos
desaparecerme
mas convivo con ella
porque quiero vestir el
r
o
c
í
o
sus frutos cicatrizantes
sus flores
no todo es verde
FLOR DE MASTRANTO
A mi abuela Omaira
Tu voz me contaba historias del llano
mientras las espigas y las libélulas
me mostraban la ausencia de la brisa
El sopor era roto por tu juventud
y el largo cabello de tu abuela
bañado en flores de mastranto
En mi niñez
veía colores que salían de tus manos
estaban en tus pinturas
tus adornos y fotos familiares
tu filtro de arcilla
tus hornos de barro
la tinta de tu hermosa caligrafía
tus tejidos y costuras
tus libros y revistas
los huevos de las gallinas que criabas
los frutos que regalabas
la hamaca donde yo dormía la siesta
los animalitos que te acompañaban
Tus recuerdos se diluyen
excepto los de tu fe
que a pesar de todo
llama al perdón y al amor
Aún permanece en la lejanía
el aroma del mastranto
Ivana Aponte (she/her) is a Venezuelan poet. Her work has been published in Orquídeas voces: Muestra de poesía venezolana contemporánea (Fundación Pablo Neruda, 2021), Letralia, La Parada Poética, Pruka, Los Poetas del 5, in the anthologies Me Vibra II Brevísima Antología Arbitraria Panamá Venezuela (LP5 Editora, 2020) and Una cicatriz donde se escriben despedidas: Antología de poesía venezolana en Chile (Libros del Amanecer), and elsewhere. Her first poetry collection, Afectos, was published by LP5 Editora in April 2022 and a selection of her work is forthcoming in A Scar Where Goodbyes Are Written: The Poetry of Venezuelan Migrants in Chile (LSU Press, 2023). Since 2017, she has lived in Santiago, Chile, where she works as a Spanish teacher. She is the Poetry in Spanish editor of the literary magazine Copihue Poetry.
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